jueves, 14 de junio de 2012

Aumenta el consumo de antidepresivos por culpa de la crisis

La crisis económica es la responsable del aumento de las personas en tratamiento con antidepresivos, según un estudio realizado en Cataluña sobre el consumo de estos fármacos en la población de entre 15 y 85 años, presentado en el 32 Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), que tiene lugar estos días en Bilbao.

"Hemos observado un incremento del consumo de fármacos antidepresivos coincidiendo con el aumento de las cifras del paro en el año 2008, momento de inicio de la crisis económica, y también a comienzos de 2010", ha señalado el autor del estudio, el doctor Josep María Elorza, del Instituto Catalán de la Salud.

Por su parte, el doctor Carlos Calderón, del Centro de Salud de Alza, en San Sebastian, ha explicado que "en las consultas de Atención Primaria, la prevalencia anual de depresión se calcula alrededor del 15%, llegando al 20% en mayores de 65 años".

En este sector de la población, se agrava la situación, puesto que la depresión no es el único problema de salud que tiene el paciente, "lo cual contribuye a la dificultad en su clasificación y registro, y a la complejidad de su manejo en circunstancias de elevada demanda y de escasez de tiempo", ha precisado.

Psicofármacos

Por lo general, las alteraciones afectivas, ansiedad, depresión así como los trastornos adaptativos son los principales motivos de prescripción de psicofármacos en la consulta del médico de familia. "Mucha de la medicación prescrita la inicia el médico de familia, que es quien realiza el seguimiento de la patología. En el caso de un tratamiento antidepresivo el control de estos pacientes forma parte del especialista de Atención Primaria, aunque en los casos de mayor gravedad suele estar compartido con el psiquiatra", ha concretado Elorza.

Los ansiolíticos, concretamente las benzodiacepinas, son los psicofármacos más prescritos por el médico de familia. En este sentido, su utilización es adecuada a corto plazo, mientras que pocas veces está justificado su consumo de forma más constante.

"En nuestro medio, la alternativa terapéutica más utilizada es la farmacológica, lo cual tiene su reflejo en una impresionante tendencia al aumento en el consumo y gasto de medicación antidepresiva, no siempre justificado ni correctamente evaluado. Nos encontramos, por tanto, ante un importante reto de readecuación y mejora del diagnóstico y tratamiento de este tipo de pacientes en el que deberíamos participar todos los profesionales implicados", ha señalado Calderón.

En el mismo congreso se ha presentado otro estudio realizado específicamente en adolescentes que advierte también de que un 6,9% de ellos padece depresión. Especialmente, las mujeres de 18 años que son habituales consumidoras de sustancias tóxicas como, por ejemplo, tabaco o alcohol, según datos recogidos en el centro de Salud de Les Corts de Barcelona por las doctoras Antonieta Also y Montserrat Pinyol.

"En términos generales, el adolescente es un paciente que difícilmente consulta en un centro de salud, a menos de que se trate de un problema grave o bien se trate de un problema de salud con una repercusión en la convivencia que conlleve el acompañamiento de los padres a la consulta. Por lo tanto, es muy posible que la depresión en el adolescente sea un problema de salud infradiagnosticado", avisan estas expertas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la depresión afecta a unos 120 millones de personas y condiciona un 25 por ciento de las visitas médicas. Los factores de riesgo familiares favorecen la aparición de depresión en adolescentes, un 20 o un 25% tiene historia familiar de trastornos depresivos. Asimismo, los hijos de padres con depresión presentan una probabilidad entre tres y cuatro veces mayor de desarrollar esta enfermedad.

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