martes, 13 de noviembre de 2012

Políticos y pedagogía: suspenso rotundo

Es duro decirlo alto y claro pero es una realidad. Los políticos no dicen la verdad casi nunca. Respetan muy poco al ciudadano y sólo lo cortejan con promesas que saben incluso que no podrán cumplir cuando se acercan las fechas de las urnas.

Por eso, los políticos, la política, se han convertido en una de las preocupaciones más importantes de los ciudadanos españoles.

Pero, concentrémonos en lo que está pasando en sanidad.

Una sanidad universal, de la calidad que se ofrece en casi toda España, aún siendo -si se mira a otros países- comparativamente barata, cuesta mucho dinero. Y no lo hay. Como no queda 'cash' para llegar a fin de mes, hay que recortar en muchas prestaciones. Sobre todo en aquellas con eficacia escasa y discreta eficiencia.

Lo que ocurre es que Sanidad y Educación son bienes básicos y rebajarlos como se está haciendo enerva al ciudadano. Y si a la rebaja le acompaña el "dónde dije digo ahora digo Diego" junto a la poquísima pedagogía con la que se explican medidas tan incómodas, y a veces muy injustas, la sociedad civil se enfada con razón.

Hace unos meses hirvió varias semanas la Sanidad en Cataluña. Ahora empieza a hervir la de Madrid. Y lo hará más. Se anuncia el euro por receta -que no gusta ni al Gobierno Central que es del mismo signo que el de esa autonomía- la privatización de la gestión total de muchos hospitales públicos y la incomprensible reconversión de un buen hospital de la ciudad en un centro geriátrico, que sólo atenderá a los mayores.

Por cierto, uno de los impulsores de la geriatría en España denunciaba hace muy pocos días lo absurdo de esa decisión. Difícil de entender, y tenía razón, por cualquiera que haya trabajado en un hospital con algo de nivel.

Salvo excepciones, los políticos no saben comunicar. Esas medidas, que tanto repudia el ciudadano, hay que explicarlas bien. Muy bien si, además, los de su casta parece que están haciendo ridículas renuncias a su estatus.

Demasiados escándalos, trampas, corrupción, torpeza y prebendas que continúan impunes para luego tener que apretar la tuerca a los más débiles. Si no queda otro remedio que recortar, habrá que hacerlo. Pero antes se debe dar ejemplo. Algo que vaya más allá de eliminar unos cientos de coches oficiales. Y, además, no olvidar que una de las asignaturas que deben de aprobar es la pedagogía. Porque tienen que mejorarla varios puntos. No llegan al "progresa adecuadamente" ni mirando con lupa.

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